viernes, 22 de mayo de 2009

Poema a la Propiedad Privada

Quien eres propiedad privada, quizá seas una dama con charol y vanidad, pero vestida de indignidad. Que derechos y meritos tienes para apropiarte de la sociedad y sus frutos, que valores enseñaste que nos hicieron más iguales, que valores nos enseñaste para tener patria, ninguno que recordemos, ninguno del que tengamos memoria

Propiedad Privada quien eres, donde estabas en los momentos de lamentación de los siempre invisibles, que hicistes para devolver la fe a los vulnerados de la sociedad, que hicistes para rescatar los valores de la patria buena.

Todo te acusa propiedad privada, nada te absuelve en el juicio terreno. Ayer y hoy aceptaste gratamente ser prostituida por el político y te aliaste con el mediático para sostener el engaño y la calumnia. Y se arrodillaron ante ti y bailaron una macabra marcha ceremonial en una inusual pareja triptica

La muerte, la desolación y la miseria material y humana rondan tras de ti, las traiciones a los olvidados nunca se olvidan, la herencia de la infamia que tu sembraste recorre al mundo sin descanso desde que reinas entre los hombres

Nada tienes que ofrecer que no sea indigno y obscenamente parcial, nada ofreces propiedad privada que pueda revertir la ignominia de tantos siglos y nada ofrecerás porque solo importa tu legado y tu opulencia que tanto has usufructuado y que tanto te ha enorgullecido aun a pesar del dolor social.

Tu infame creación de tantos desposeídos sufre y grita a la salida y a la caída del sol el mismo canto: Igualdad. Para ti propiedad privada estos lamentos no hacen mella en tu insolidario andar, solo tus disfrutes importan, solo tus placeres no sucumben.

Nada importa en tu frenesí de poder, nada llega a tu presencia sino complace tu ambición y acata tu desprecio. Tus valores no son los nuestros, solo obedeces a tu codicia, solo practicas y asumes lo que te da riqueza sin importarte el derecho común

En tu alma corroída crecen permanentes las espigas del odio y la traición al pueblo, florecen como nubes oscuras la indignidad y la infamia usadas para acrecentar tu hacienda y tu dominio.

Te convertiste en la quimera del que poco o nada tiene, todos quisieran poseerte y tu solo compartes con los poderosos y en ese sueño de tenerte se va la vida quedando la miseria como heredad a los nuevos desdichados.

Y te quieren convertir en derecho divino para acerar tus flancos y crees estar por encima de los principios, pero tus frutos están a la vista en las favelas y en los cerros, en la mirada lánguida del hambre de justicia que reclaman nuestros hijos y hermanos de todo este continente indoamericano.

Y así se nos va el mundo, se nos va la existencia, muchos esperando tus dadivas y siendo conformes, otros levantando las banderas de la dignidad contra tu dictadura.

La justicia no llegara de tu mano, la igualdad jamás será tu proyecto, tu continuaras cuidando celosamente tu hacienda y tus privilegios hasta el día en que llegue la verdad y esa verdad jamás estará contigo.

Y en ese día no habrá tregua, ni compasión ante tus crímenes. Y te juzgarán por lo que hiciste, por tus alianzas corrompidas y tus afrentas a la plebe y serán esparcidas tus cenizas malolientes a los cuatro vientos para que nunca regreses a imponer tus desequilibrios e iniquidades.




Por Edgardo Quinteros; www.aporrea.org (sitio web).

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